Es cierto que el cacao no necesitaría aditivos para poder disfrutar de él, sin embargo, nuestro paladar, acostumbrado a los alimentos ultrapalatables que encontramos en las grandes superficies, no se siente muy cómodo cuando le damos un trocito de cacao puro. Demasiado amargo…
Es aquí donde entra en juego el papel de los aditivos, que sí que tienen los chocolates. Podríamos decir que modifican el potencial del cacao. Lo que también es cierto, es que no necesitamos una larga lista de ingredientes para hacer el cacao más apetecible.

Nosotros presumimos de que nuestros chocolates no tienen aditivos, porque damos por supuesto que el chocolate, para poder llamarlo así, tiene que llevar al menos azúcar. Si no, estaríamos hablando de cacao a secas. Si nos ponemos muy estrictos, el azúcar es un aditivo que busca endulzar el cacao, pero no haría falta ninguno más. Salvo en el caso del chocolate a la taza, que tiene que llevar también un pequeño porcentaje de harina para que al cocinarlo su textura sea más espesa.
Más allá del azúcar o la harina mencionadas, el chocolate no necesitaría ningún otro compuesto. El cacao ya tiene un aroma muy característico y único como para que le añadamos otros aromatizantes. Si te gusta el chocolate con naranja, asegúrate que en la lista de ingredientes ponga naranja y no aroma de naranja. Las naranjas también tienen su aroma característico, no hay que añadírselo después. Por poner un ejemplo.
En otros casos lo que buscan algunos aditivos es potenciar el aroma. ¿Tal vez tu cacao de origen tenía poco aroma? La calidad de la materia prima es la clave para no tener que ir haciendo correcciones posteriores durante el proceso de elaboración.
A veces también llevan colorantes, emulsionantes o conservantes. En definitiva, añadidos que modifican la percepción del chocolate al antojo del maestro chocolatero. En la variedad está el gusto.
Desde nuestra experiencia, preferimos elegir una materia prima de calidad, que nos garantice el origen de nuestro cacao para que podamos reproducir el sabor de nuestro chocolate una y otra vez. Y al igual que lo hicieron nuestro bisabuelo Juan y nuestro abuelo Felipe, no añadimos nada más allá de lo estrictamente necesario. El cacao tiene una larga vida, y el azúcar, además de endulzar, actúa como conservante natural.
Esto no quiere decir que nuestros antepasados no hicieran más chocolates con más ingredientes. Al chocolate con almendras también le añadían almendras, y al chocolate con cacahuetes le añadían cacahuetes. Pero de esto hablaremos otro día.
También hablaremos otro día de cuando probamos una tableta de nuestro abuelo, que tenía más de 30 años, solo elaborado con cacao, harina y azúcar. Si quieres hacer la prueba, pide unas tabletas en nuestra tienda y guarda una de ellas en el fondo de un armario. Aparecerá cuando ya te hayas olvidado de ella y podrás comprobar que sabe como el primer día.

